Mi participación en el proyecto ESC «Permacultura Viviente» es absolutamente una experiencia de vida para mí. A pesar de que me ofrecí como voluntario en Boodaville solo durante dos meses, fue suficiente para recibir una nueva perspectiva de cómo veo la naturaleza y cómo los humanos pueden interactuar con la tierra de una manera positiva y creativa.

Durante el proyecto tuve la oportunidad de utilizar mis conocimientos como biólogo de una manera práctica, pero también de aprender cosas nuevas sobre el mundo de la permacultura. Además, solo viviendo tan cerca de la naturaleza descubrí algo nuevo todos los días sobre la tierra y sobre mí mismo. Aparte de eso, vivir en un pueblo tan pequeño durante el invierno es una experiencia única que me hizo darme cuenta de lo distraída que es la vida en las grandes ciudades y lo importante que es para mí vivir en un lugar donde puedo observar los cambios de estación. Poco a poco los colores del bosque fueron cambiando y a medida que el cielo se volvía más gris, nuestra tierra se iba volviendo más verde gracias a las bombas de semillas que le ofrecíamos.

Una de las mejores cosas que aprendí siendo voluntario en Boodaville es la importancia de la comunicación y la expresión de nuestros sentimientos. Vivir con tres mujeres más, dos gatos y un perro, y compartir con ellos un objetivo común, la mejora y el mantenimiento de la tierra de Boodaville, dejó en claro que necesitamos comunicarnos profundamente entre nosotros y encontrar formas de evitar conflictos. Estoy muy agradecida de poder llevar conmigo a casa estas habilidades adquiridas y usarlas para mejorar mis relaciones con mis amigos y familiares. Al final de mi voluntariado, me sorprendió descubrir que ahora puedo expresarme tan fácilmente incluso usando palabras que no están en mi idioma materno.

En general, este proyecto significó mucho para mí. Toda la experiencia de vivir en la naturaleza e intercambiar conocimientos con estas personas maravillosas que compartimos ideas y perspectivas similares del mundo realmente me inspiró y me hizo sentir agradecido y conectado con mi mente y cuerpo. La sensación de ser parte de una comunidad donde cada uno puede contribuir con sus propias habilidades personales y sabiduría, y donde la solidaridad es protagonista, me llenó de esperanza y me hizo creer más en mí mismo y en la humanidad. Además, después del proyecto estoy mucho más motivado para perseguir mis sueños de una forma de vida sostenible y comenzar mis propios proyectos.